Muchos de nosotros somos conscientes de que hay algo en nuestras vidas que no funciona como nos gustaría. Es como si no estuviera mal, pero no termina de estar del todo bien, y no hablo del tener, hablo de algo de mucha mayor profundidad, que es el Ser.
Numerosas personas pueden anhelar un mayor nivel de salud, bienestar, felicidad....Sin embargo también son conscientes de que para que esa mejora tenga lugar, algo debe de cambiar, y de forma radical en su manera de ser.
He pasado más de veintitrés años de mi vida, acompañando a personas con problemas digestivos, musculares, de infertilidad, de angustia, ansiedad, depresión.... y me he dado cuenta de que para tomar nuevas decisiones que nos aporten salud y bienestar primero tenemos que ver lo que no somos capaces de ver.

Te acompaño desde una visión holistica y Humanísta, donde el movimiento de la energía (Acupuntura) en el organismo es vital. "Si la energía cambia, la vida cambia" Y la conexión de los dos hemisferios cerebrales es esencial para recuperar el equilibrio de nuestras vidas. Tenemos que aceptar que nos hemos desconectado de nosotros mismos, si realmente queremos salud y bienestar en nuestras vidas.

 La teoría polivagal, desarrollada por Stephen Porges en los años 90, es un marco de comprensión de cómo funciona nuestro sistema nervioso autónomo en relación con la seguridad, el miedo y la conexión social.
La teoría polivagal nos muestra que no reaccionamos solo por voluntad consciente, sino que nuestro cuerpo, a través del nervio vago, escanea constantemente el entorno en busca de seguridad. Entender esto permite integrar enfoques más compasivos y efectivos en terapia, trauma, relaciones y autocuidado.
 

SANAR ES RECORDAR QUÍEN ERES.

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Cada persona llega a consulta con una historia única. Algunas vienen cansadas de convivir con el dolor físico, otras atrapadas en la angustia, y muchas con la sensación de haberse perdido a sí mismas. En todas ellas late un anhelo profundo: recuperar la calma, volver a sentirse libres, volver a ser ellas mismas.

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El dolor es un lenguaje del cuerpo. Recuerdo una mujer de mediana edad llegó a consulta tras años de sufrir migrañas intensas que limitaban su vida diaria. Había probado múltiples tratamientos sin éxito. A través de la acupuntura, semana tras semana, los episodios se hicieron más leves y menos frecuentes, hasta recuperar la claridad y la vitalidad que había perdido.
La acupuntura no solo alivia el síntoma, también desbloquea la energía estancada, devuelve equilibrio a los órganos internos y restituye la armonía del cuerpo.

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La angustia no se explica con palabras, se siente en el pecho, en la respiración entrecortada, en la mente que no encuentra descanso. Recuerdo a un joven que llegó después de años viviendo con ansiedad constante. Su sistema nervioso estaba atrapado en la alerta, incapaz de encontrar calma.
A través del trabajo con la teoría polivagal, aprendió a reconocer las señales de su cuerpo, a activar la respuesta de seguridad y a descubrir que dentro de sí existía un espacio de calma. Con el tiempo, pudo dormir mejor, disfrutar de su trabajo y volver a relacionarse sin miedo.

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Muchas veces vivimos divididos: la mente racional nos exige resultados, mientras que el corazón pide pausa y escucha. Una mujer que acudió a mi consulta sentía que su vida era un constante “hacer”, sin espacio para ser. Sus pensamientos y emociones estaban desconectados, generando confusión y bloqueo.
Con técnicas que integran ambos hemisferios cerebrales, comenzó a unir su claridad mental con su intuición. Poco a poco recuperó la creatividad que había olvidado, y con ella, la sensación de vivir desde su verdadera esencia.

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Cada proceso terapéutico es un regreso. Un regreso del dolor al bienestar, de la angustia a la calma, de la desconexión a la unidad interior.
No existen fórmulas rápidas ni caminos idénticos para todos, pero sí existe un punto de encuentro: la escucha profunda, el respeto por tu ritmo y la certeza de que tu cuerpo tiene la capacidad de sanar.

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Con más de 23 años acompañando personas en consulta, sé que lo más importante no son las técnicas en sí, sino la mirada humanista: ver a cada ser humano en su totalidad, sin juicios, sin prisas, con la confianza de que dentro de ti están las respuestas.

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 Porque sanar es recordar quién eres. Porque tu nueva versión ya está dentro de ti, esperando a ser escuchada. Y porque cuando te das el permiso de volver a ti misma, lo que emerge siempre es vida, libertad y autenticidad